Con la llegada del invierno, el mercurio del termómetro se desploma, soplan vientos fríos y las tormentas se suceden. En años de heladas y nieves, además de usar más que nunca los jerséis de lana, chirucas y bufandas, debemos afrontar esta nueva temporada con energía y optimismo.
La alimentación es un factor clave que no podemos desatender y los lácteos nuestros aliados, de los que no nos podemos olvidar en esta época.
Lácteos, el alimento indispensable para combatir las bajas temperaturas
Una salud fuerte es fundamental para aguantar el cambio de ritmo y la bajada de temperaturas. Los lácteos, nos aportan proteínas de alto valor biológico, grasas saludables, minerales fundamentales como el calcio, fósforo y potasio, que favorecen la salud de los huesos y dientes, y vitaminas hidrosolubles y liposolubles.
En las épocas más cálidas resulta sencillo incorporar todo tipo de productos lácteos a nuestra dieta: yogures, batidos a base de leche, helados…Servidos bien fríos nos resultan refrescantes a cualquier hora. Además, el queso es uno de esos alimentos, que no suelen faltar en nuestra mochila cuando hacemos senderismo o paseos al aire libre.
Sin embargo, con el frío, las excursiones son menos frecuentes y más cortas, pasando más tiempo en casa. Además, también nos apetecen recetas más calentitas y reconfortantes.
Saca partido a los lácteos también en invierno
Con la leche, lo tenemos fácil, pues solemos tomarla caliente cada día, con café, té, cacao, e incluso sola. Por su parte, los batidos a base de leche, también son para el invierno. Podemos tomar leche batida con frutas de temporada, como naranja, plátano y mango, que además de proporcionarnos energía, nos ayudarán a mantenernos hidratados.
Asimismo, podemos tomar la famosa “leche con castañas”, receta tradicional, muy típica de Galicia y propia de esta época. Otra opción, es la leche caliente especiada con canela, cardamomo y anís. ¡Ambas combinaciones están buenísimas!
Al caer las temperaturas, nos apetecen platos más consistentes, como guisos, sopas y cremas de verduras, tan reparadores y vigorizantes, como saludables. Aquí podemos incluir lácteos fácilmente, e incrementar el valor nutritivo de nuestras recetas, añadiendo un chorrito de leche, nata, yogur o queso. ¿Qué tal un toque de queso para enriquecer cremas o aportar proteínas a unas verduras?
Como ves, no son pocas las alternativas para consumir lácteos más allá de la leche bebida de los desayunos y meriendas. Tan sólo hay que echarle imaginación