Casca y vierte los huevos sin batir en un bol y ralla sobre ellos la piel de limón, con cuidado de no llegar a la parte blanca de la piel
Añade la Leche Entera Larsa, la Mantequilla Larsa y el anís y bate todo junto con ayuda de unas varillas
Mezcla la harina con la sal y la levadura y vierte poco a poco sobre los líquidos, previamente tamizada a medida que vas removiendo con una espátula de madera o silicona. Si ves que queda demasiado dura, puedes añadir una cucharada más de leche
Cuando hayas terminado con la harina, tendrás una masa consistente que podrás trabajar con las manos, así que ¡Vamos allá!
Extiende la masa sobre la encimera previamente enharinada y amasa bien para mezclarlo todo. Es recomendable que lo hagas por espacios de 5 a 8 minutos y dejes reposar la masa unos 10 antes de repetir el proceso, al menos una vez más
Una vez terminado el amasado, la masa debe estar compacta y algo húmeda al tacto pero sin que se pegue a los dedos. Envuélvela en un paño limpio y deja reposar la masa 1 hora a temperatura ambiente
Corta trozos de masa del tamaño de una nuez y extiéndelas con un rodillo hasta hacerlas lo más finas posibles, antes de empezar a freírlas. Si se quedan pegadas al rodillo o a la encimera, humedécelo todo con aceite.
A la hora de freír, utiliza una sartén amplia y con el aceite caliente pero sin que llegue a humear, ve friendo las orejas por los dos lados con cuidado de que no se quemen porque se hacen muy rápido. Con las primeras controlarás la temperatura ideal
Colócalas sobre un papel de cocina absorbente a escurrir ante de servirlas en una fuente. Una vez que hayas terminado, espolvoréalas con azúcar glas. ¡Verás como tus comensales se chupan los dedos!