La leche es un alimento que está presente en la alimentación de muchas personas, ya sea por medio de los derivados lácteos como el queso, yogur, kéfir… O por el consumo de leche sola. La composición nutricional de la leche de vaca es muy completa, además es un alimento muy fácil de tomar. Es importante destacar que, la composición nutricional varía dependiendo de una serie de factores como son la alimentación, la genética, la fase de lactación, la edad o el estado fisiológico del animal.
Dependiendo de la leche consumida o utilizada en la elaboración de productos lácteos, el porcentaje graso será mayor o menor. El contenido de este macronutriente varía en los 3 tipos de leche que tenemos en Larsa. En la leche entera, la parte lipídica proporciona la mitad de las calorías, en cambio en la semidesnatada y la desnatada el contenido es mucho menor.
La grasa láctea es un macronutriente muy a tener en cuenta ya que está presente en muchas elaboraciones, siendo lo más común en los postres debido a sus características organolépticas. Su aporte nutricional es importante ya que proporciona una cantidad importante de vitaminas liposolubles, además ayuda a aumentar el efecto saciante.
Ésta se encuentra en forma de glóbulos rodeados de una membrana de naturaleza lipoproteica compuesta principalmente por fosfolípidos y glicoproteínas.
Se han identificado más de 400 ácidos grasos en la leche de vaca. Una diferencia importante, con respecto al resto de grasas comestibles, es que buena parte de ellos son ácidos grasos de cadena corta y media.
Poseen características muy a tener en cuenta:
- Se absorben fácilmente.
- Constituyen una fuente de energía inmediata y presentan una baja tendencia a ser almacenados en el tejido adiposo.
- El ácido butírico, exclusivo de la grasa láctea, es la principal fuente de energía del epitelio del colon.
Pese a la mala fama, varios estudios han analizado el papel de la grasa láctea con relación a distintas enfermedades dando como resultado una relación neutra o incluso preventiva.