Lo primero que tienes que hacer es precalentar el horno a 180º. Mientras va cogiendo temperatura, mezclamos en un bol las yemas de los huevos, la ralladura de limón y azúcar (solo una cucharada). Mezcla todo muy bien hasta que quede esponjoso.
Añade a la mezcla las almendras molidas y la canela, bate de nuevo para integrar todo bien y resérvalo.
En otro bol, mezcla las claras de huevo con el resto del azúcar y bátelo hasta que quede a punto de nieve. Puedes usar una batidora eléctrica o hacerlo de forma manual con varillas, ¡lo que tú prefieras!
Incorpora poco a poco las claras montadas en el bol que teníamos reservado con las yemas y el resto de ingredientes. Remueve suavemente para integrar de forma homogénea las dos texturas.
Usa la mantequilla para engrasar el molde y que la masa no se pegue. Deposita toda la mezcla en el molde… ¡Y al horno durante 40 minutos!
Una vez que ha pasado ese tiempo, retira el molde del horno y déjalo que se enfríe. No desmoldes mientras esté caliente ya que puede romper la estructura de la elaboración.
Mientras se enfría, aprovecha a montar la nata Larsa con un poco de azúcar y reserva.
Una vez que la tarta esté fría, desmóldala, córtala por la mitad (horizontalmente) y rellénala con la nata de montar Larsa que mezclaste previamente con un poco de azúcar.
Finalmente, decórala o bien con la Cruz de Santiago y con azúcar glass o con la decoración que tú quieras. No hay límites para la imaginación ni para el buen comer ;-)