Es una tarde cualquiera de ir a hacer la compra al supermercado de tu barrio y estás en el pasillo de los derivados lácteos buscando esos Yogures Larsa que tanto te gustan… A su lado, ves otros yogures, kéfir, kombucha, etc… Todos ellos con envases y colores muy diferentes y te entra la curiosidad de leer las etiquetas y listas de ingredientes y encuentras en un producto la denominación leche fermentada. ¿Y eso qué es? Si tienen la misma apariencia y textura que un yogur, ¿Son lo mismo? La realidad es que hay diferencias entre ambos productos. Sigue leyendo para descubrirlo.
¿Qué es el yogur?
El yogur es una variedad de leche fermentada que se produce mediante la fermentación de la leche con estas dos bacterias exclusivas: Streptococcus thermophilus y el Lactobacillus bulgaricus. Es decir, solamente se puede llamar yogur a la leche fermentada por estas dos bacterias y que se le hayan añadido determinados ingredientes recogidos en la norma de calidad del yogur.
Contiene proteínas de excelente calidad y fácil digestión, así como grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales, destacando el calcio y el fósforo.
La mayoría de los yogures que se consumen hoy en día están elaborados a partir de leche pasteurizada. Es decir, se somete a la leche a una temperatura y tiempo determinados que asegura la destrucción de los microorganismos.
¿Qué es la leche fermentada?
La leche fermentada, definida por CODEX, es un producto lácteo obtenido por medio de la fermentación de la leche, que puede haber sido elaborado a partir de productos obtenidos de la leche por medio de la acción de microorganismos.
Es decir, el concepto de leche fermentada abarca una categoría más amplia, que incluye productos como el yogur, el kéfir, conocido por su diversidad en microorganismos, o el kumis, originario de Asia central y de textura acuosa.
Una de las diferencias entre estos tres tipos de leches fermentadas son las bacterias que los hacen fermentar. Como decíamos anteriormente, el yogur se produce por la fermentación del Streptococcus thermophilus y el Lactobacillus bulgaricus. El kéfir puede contener una comunidad diversa de bacterias y levaduras. El kumis se produce principalmente gracias al Lactobacillus acidophilus y el Lactobacillus delbrueckii.
Durante la fermentación, algunos componentes de los alimentos, como azúcares o almidones, se descomponen en sustancias más simples, como gases o ácidos orgánicos, debido a la acción de microorganismos y sus enzimas bajo condiciones controladas. Este proceso se lleva a cabo con el propósito de alterar de manera intencionada características como el sabor, el aroma, la textura, la vida útil, el valor nutricional y otras propiedades del alimento.
¿Cómo se puede saber si un producto es leche fermentada? Basta con revisar su etiquetado y comprobar la denominación oficial del mismo.
Principales beneficios
La leche fermentada, ya sea como yogur, kéfir, kumis… no solo es más fácil de digerir por personas que puedan presentar problemas para digerir la lactosa, sino también tiene beneficios que nos afectan de diferentes maneras.
Duran más tiempo
Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, la fermentación inhibe el crecimiento de la mayoría de las bacterias patógenas y la formación de toxinas bacterianas.
Aumento del valor nutricional
A menudo, el proceso de fermentación implica un aumento en la calidad o el valor nutricional de los alimentos. Por ejemplo, en el caso de los alimentos lácteos fermentados, como el yogur, las bacterias fermentan la lactosa, el azúcar presente de forma natural en la leche. Esto produce ácido láctico, reduciendo así su contenido en lactosa y facilitando la digestión en personas que puedan ser intolerantes.
Además, este mismo proceso permite aumentar el contenido en vitaminas, ya que ciertas bacterias pueden sintetizar algunas de estas vitaminas esenciales que el cuerpo humano es incapaz de producir, así como también, mejorar la digestibilidad de las proteínas
Impacto en nuestra salud
El yogur contiene bacterias beneficiosas que podrían influir de manera positiva en la microbiota intestinal, mejorando su composición.
Como ves, la diferencia entre yogur y leche fermentada es sencilla. A partir de ahora, cuando estés en el supermercado frente a tus Yogures Larsa favoritos, sabrás que son unos de los tipos de leches fermentadas, así como los beneficios que todos ellos nos aportan en nuestro día a día.