La nata, como derivado lácteo, es una gran fuente de vitamina A, vitamina D, potasio y calcio, aunque este último en menores proporciones que en la leche.
Durante mucho tiempo, la nata solo se utilizó para elaborar mantequilla. Pero finalmente, al tener en cuenta su cuerpo y untuosidad, se valoró como producto de gran aceptación en la cocina.
Debemos tener en cuenta que la nata, a diferencia de la leche, el yogur o los quesos, concentran mucha más grasa y calorías por lo que debe consumirse con moderación.
Este producto no es considerado como fuente de proteínas al igual que el resto de los alimentos del grupo lácteo, sino que constituye una fuente de grasas perteneciente al grupo de alimentos de los cuerpos grasos.
La nata es, por lo tanto, la materia grasa concentrada de la leche que contiene un tercio de la proteína y la mitad de la lactosa de la leche, en una pequeña proporción de agua. Aunque los distintos tipos de nata pueden diferir en el contenido final de materia grasa.
El contenido de grasa y sólidos se estandariza de acuerdo con las normas y principios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), con lo que se obtiene una clasificación de los grupos de nata:
- Doble nata: > 50% en materia grasa.
- Nata: contenido graso entre 30% y 50%.
- Nata delgada o ligera: contenido graso entre 12% y 30%.
En cuanto a su contenido en vitaminas, destaca su aporte en vitamina A. Igualmente, aunque en menor proporción, es rica en vitamina D.
Sin olvidarnos de la presencia de calcio, aunque en cantidades inferiores a la leche.
¿Es necesario evitar o controlar el consumo de nata?
Dependiendo de las diferentes enfermedades y de cada persona, las recomendaciones pueden variar. Aún así, hay enfermedades en que se deberá evitar totalmente el consumo de nata, crema de leche o derivados entre las que se encuentran:
- Personas alérgicas a la leche
- Personas con galactosemia
- Personas con intolerancia a la lactosa
- Personas con celiaquía
Aplicaciones de la nata en la cocina
Añadir nata a un plato supone enriquecer su sabor y un mayor valor nutricional. Su principal utilidad es aportar textura y palatabilidad a los platos y dulces a los que se añade.
¿Podemos mejorar las recetas usando nata?
¡Por supuesto que sí! ¡Atento a estos ejemplos, Larseiro!
No es carbonara, ¡lleva nata!
Pasta y nata es una de las combinaciones que más puedes personalizar y que además está deliciosa.
Cuece la pasta dos minutos menos para que quede al dente y termina de cocinarla junto a la nata para que se emulsione bien.
Nata y tartas saladas, se nos hace la boca agua
La base crujiente con relleno cremoso combinable con multitud de productos… Se nos hace la boca agua.
La base de toda quiche o tarta salada es el hojaldre, huevos y el elemento clave: La nata. Una vez que tenemos la base, podemos añadir verduras, carne, atún e incluso las sobras de algún otro plato. ¡No se tira nada!
Pan casero esponjoso y crujiente
La corteza crujiente, la miga blandita y sabrosa… ¿Quieres hacer tú mismo el pan? Entonces te confiamos nuestro mayor secreto: Añadiendo nata a la receta lograrás un pan con una corteza crujiente y una miga deliciosa.
El ingrediente secreto de la tarta de queso
Ya sea la versión de la receta al horno o fría, es el ingrediente que marcará la diferencia de este postre. En cualquiera de sus formas, el ingrediente clave es la nata de Larsa.
¿Qué otras recetas se te ocurren con nuestra súper nata de Leite Larsa? ¡Cuéntanos en el post de nuestras redes sociales!